martes, 28 de mayo de 2013

Una década ganada-10 años de kirchnerismo

Se cumplió una década nomás de kirchnerismo. Ya se ha dicho mucho al respecto, resulta difícil agregar algo y no quiero decir con esto que porque sea difícil agregar algo no quiera hacerlo de puro flojo que soy. No. Ni ahí. Sólo que a veces las palabras no alcanzan para graficar lo que se vivió el sábado en la Plaza de Mayo.

Debo confesar que no tomé real dimensión, hasta llegar a la Plaza, de lo que significaba ese día. Lo había interiorizado como una marcha más, una de tantas, una de las tantas que vivimos en los últimos años, una de las tantas que no tuvimos los que fuimos adolescentes e incipientes adultos durante el apogeo del neoliberalismo en la Argentina. 

Eran plazas de resistencia, de dolor, plagadas de frustraciones, frustraciones sociales, históricas, políticas. Plazas de minorías, con minorías no me refiero (sólo) a que no éramos demasiados (de hecho yo no estuve en la mayoría de ellas, salvo algunas particulares como la de los 20 años del golpe del 76, noche triste aquella, noche que arrancó en Tribunales y derivó en plaza de Mayo, noches de rabia, noches que sabían a poco, noches que no imaginábamos que alguna vez verían alguna luz de justicia, es más, se tenía, yo al menos tenía, la certeza que no llegaría nunca, la justicia digo), minorías, decía, por la sensación de estar siempre a la defensiva, como contraatacando siempre los embates (y esos sí que eran embates) de la larga noche neoliberal que nos asoló, que nos marginó, que nos dejó al borde de la disolución como país, como sociedad, noche que parecía que no terminaría nunca.

Pero terminó. Casi sin querer terminó. No porque no haya habido lucha ni resistencias. Sino porque, pese a las luchas y la resistencia, parecía que, de todos modos, no iba a terminar. Parecía que mutaría en otra cosa que sería más de lo mismo, que nada cambiaría, que siempre seríamos minoría, que siempre estaríamos a la defensiva, esperando el cachetazo final. Así crecimos, así nos costó creer que lo que nació el 25 de mayo de 2003 iba a ser diferente.

Casi sin querer pasó decía. Seguramente no fue así. Había militancia ahí, años de política, de proyectos, de sueños truncados, de fracasos, de ilusión. Pero no lo sabíamos. Y así, medio de carambola, aprovechando la crisis política, social y de representación, cuando ya no había en que creer ni se imaginaba posible creer en algo pasó.

Y nos abrazamos a ese sueño, a esa idea que nacía, que nació para mí, pocos días antes del discurso inaugural de Néstor. Para mí nació, tímidamente, el día que dijo que (a Menem) le conocíamos su último rostro, el de la cobardía. Epa. Y éste de dónde salió. Y se confirmó el nacimiento de algo distinto el día que nos dijo que venía a proponernos un sueño. Un sueño vino a traernos. A nosotros que habíamos crecido en los 90 vino a proponernos un sueño. ¿Cómo nos iba a traer un sueño a nosotros si nos habían enseñado que no se soñaba? No se podía soñar. Soñar era una palabra de otra época, ya sabíamos lo que les pasaba a los que soñaban. Los mataban a los que soñaban, los desaparecían, eso les pasaba. No se podía soñar. Soñar era un delirio anacrónico, vino con su traje cruzado y sus mocasines también anacrónicos a proponernos un sueño. Si hubiera imaginado un guionista esa escena la hubiéramos considerado cursi, obvia, mirá si un tipo con un traje de otra época nos va a traer un sueño...pero pasó, la realidad efectiva volvía, como ya una vez había pasado, hacía mucho había pasado, también medio de carambola pero no tanto. Igual que esta vez. La historia se repetía aunque muchos no se (nos) diéramos cuenta. Otra vez tras una década infame. Y ninguna de las dos veces que sucedió fue farsa ni tampoco tragedia como dice la célebre frase marxista. Y empezamos a vivir el sueño...

Las noches y noches que me dormí sintiendo que no iba a durar mucho el sueño, casi todo el gobierno de Néstor lo sentí, no olviden, crecí en los 90, lo bueno no duraba mucho, en la historia argentina, por lo general, lo bueno no dura mucho. Lo van a voltear sentía, no me lo permitía pensar pero lo sentía. No lo van a tolerar. Pero no sólo eso. También sentía otra cosa. Sentía que en algún momento se iba a mancar, que iba a defeccionar el proyecto, que en algún momento me iba a sentir defraudado, que me iban a cagar para ser claro. ¿Cómo no iba a ser así de poco crédulo si siempre (casi) había sido así mi (la) historia? Pero no pasaba, entonces seguí creyendo, lo lindo que es creer y sentir que no te defraudan y no estoy hablando de situaciones idílicas o perfectas, no, hablo de las líneas generales de la política (de la vida), ya no era un adolescente que asumía que si no era perfecto no valía. No. Lo perfecto está muerto, es lo que no se mueve, la vida está en lo que se mueve, en lo que se transforma y carajo que se movía y transformaba la Argentina.

Y acá llegamos, al fin una década era mía (nuestra), la siento mía (nuestra), el peronismo no lo había vivido, lo había leído y quedaba lejos, parecía lejos llegar hasta allá con las singularidades de hoy. Pero de a poco algo fuimos y lo más importante es que seguimos yendo...y en la plaza (nuestra plaza) estábamos todos, o muchos, y ya no a la defensiva, ya no siendo agredidos, marginados y maltratados por el Estado, hoy el Estado (con falencias claro) nos abraza, nos acompaña, nos cuida...y nos hace sentir parte de algo grande, de algo que nos excede a nosotros mismos, ya no somos yo, yo y sólo yo, ahora somos nosotros y hasta podemos decir La Patria es el Otro. Otra frase anacrónica si hubiera sido dicha hace una década cuando ese flaco desgarbado vino a proponernos un sueño...hoy ninguna de las dos frases nos resulta fuera de tiempo. La Historia es Otra. Sin dudas.




1 comentario:

  1. Aunque conocia y vivi la gestion en la Provincia que fuera gobernador, cuando lo vi en el programa de la vieja que morfaba al mediodia, me entro la espina de la desconfianza. No podia entender como se encontraba sentado ahi, en esa mesa donde se ninguneaba la realidad. que siempreestuvo poblada por lo mas despreciable de la oligarquia. Me costo tiempo sacarme esa duda. Menos mal, no estaba siendo repetida la historia.

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